Saturday, April 23, 2011

Cafe de Dios-parte 1-



Su mano estaba extendida pidiendome una moneda. Saque de mi bolsillo del pantalon una moneda de Un Shekel, algo asi como Veinte centavos de dolar, la coloque en su mano, y a partir de alli mi vida se ilumino.

Este sencillo acto de caridad no es por sí mismo un espectáculo poco común. Cualquier persona puedeencontrar ancianos que parecen necesitar una moneda, pero el estaba parado como una estatua en la Plaza de la Independencia de la ciudad mediterranea de Natania donde yo vivia, uno de los sitios mas hermosos del mundo entero.

Este viejo extraño lo hacía durante el peor calor del verano, de acuerdo con la estación de noticias, ya había derribado el récord anterior con cuarenta grados centigrados.

Yo deambulaba perdido en mi mismo y sin ningun sentido, a algunas cuadras de un comedor para almas perdidas, cuando me percaté por primera vez de su presencia. Se encontraba de pie bajo el monstruoso fluir del calor sin prestar atención a los elementos, mientras sacaba de una bolsa de largo abrigo que casi le llegaba a los tobillos,un grupo de monedas insignificantes.

Lo observé por entre las mesas de los cafes, tratando de producir la suficiente fuerza de voluntad para comprender porque se habia dirigido hacia mi. Me recordó aquellas estatuas del museo de cera de Londres. El sol ardiente casi cubría completamente su cabello, que le
llegaba hasta los hombros y le había salpicado la barba. Algunos rayos se habían adherido a sus espesas cejas acentuando más sus pómulos salientes. Usaba zapatos de mocasin sin calcetines, mientras repetia sonriente algunas frases a los paseantes a los que les deseaba buen dia.
Mientras observaba al viejo, su cara se iluminó con una sonrisa y empezó a platicar conmigo y decirme algo acerca de los pájaros. En silencio sacudí compasivamente la cabeza e intente seguir mi camino.

El recorrido de dos kilómetros de mi pequeño cuarto a la plaza había requerido un par de horas, pues yo no caminaba en linea recta, y mi caminar no tenia direccion. Solo pensaba en mi hija a quien debia recuperar.

Había sido una locura de mi parte hacer el intento de llegar a la plaza esa mañana, pues normalmente me quedaba dormido durante todo el dia tratando de olvidar mi existencia. Yo era un fracaso viviente, pero al observar a este viejo limosnero, pense que mi situacion no era tan mala.

Lo realizado el año anterior y los miles de proyectos que habian cruzado por mi mente no habian servido de nada. Ahora solamente habia un plan en mi cabeza que requeria dar varios pasos, suicidarme, pero antes de ello asesinar a la trabajadora social, y a mi suegra.

La unica razon por la cual salia de mi cuarto era porque estaba hambriento, y la pension que me dejaba el seguro social solo alcanzaba para ir a un comedor publico donde la mayoria de los hombres y mujeres eran jubilados y les faltaban dientes.

El viejo dejó de contar sus monedas durante un lapso suficiente como para voltear a verme y saludar. Incliné la cabeza hacia él e intenté una débil sonrisa. Mi "buenos días" sonó extraño y apagado por las interferentes olas de calor.
Su respuesta, en la voz más profunda que jamás haya oído.

-Tienes un marciano parado sobre tu hombro...
-Como?...

Sonrei y saque de mi pantalon una moneda, la extendi a su brazo largo que parecia nunca cansarse.

No tenía ni la fuerza ni el deseo de contradecir sus palabras. Decidi que seguiria adelante y me olvidaria de tal espectaculo humano.

-Permítame que te ayude.

Esa voz verdaderamente tenía algo y también un dejo de autoridad así como un ofrecimiento de auxilio en el tono firme. Se me había acercado y me encontré a mí mismo observando una cara sorprendente, de firmes facciones, demacrada, con grandes ojos marrón. Debía de medir poco menos de dos metros, ya que yo no soy un pigmeo.
Sonreí y me encogí de hombros ante este viejo que se asemejaba a Abraham Lincoln.

Me sacudio el hombro, como sacudiendome el polvo de mi letargo.

-Este marciano se queria robar tus coronas.

-Buena broma! -dije-, pero no creo que haya mucho que podamos hacer.

Las profundas arrugas de sus ojos y boca se curvaron en la sonrisa más cálida y amable que jamás halla visto un ser humano.

"No sera que esta loco?".- pense para mi mismo.

No estoy muy seguro de lo que pasó durante los siguientes minutos, aun cuando lo he pensado con frecuencia.
Posiblemente el no haber comido y el estar apresurado por el largo recorrido empezaban a hacer de las suyas.

Mi visión parecía mas clara que nunca... como si alguien me hubiera limpiado vaselina en los lentes. Todo parecía ser maravilloso, y por un momento me olvide de mi drama personal. El mundo parecia un lugar perfecto, y la vida un acontecer feliz.
Un extraño calor de alegria llenó mi cuerpo mientras trataba de aclarar la aparición.

-Tienes hambre?.- lo cuestione. Despues de todo era un limosnero.
-Que me vas a invitar?
-Me dirijo al comedor publico, podria traerte algo caliente para comer. Ven conmigo.
-No puedo, alla esta lleno de saturnianos y jupitenses, tengo prohibida la entrada.

-Bien, esperame aqui, yo traere la comida, y nos sentaremos en un cafe a comer.

Este viejo extrajo por un momento el valor mas profundo y humano de mi ser, y de pronto me senti alegre porque podia hacer algo por el.

Cafe de Dios -parte 1-


Estaba sumido en la autorepresion cuando aparecio El.

Llevaba varios meses luchando por ver y estar con mi hija, luchando contra los tentaculos del Estado.

Habria sido un dia brillante de Marzo, de no ser porque mi mujer y yo habiamos discutido inutilmente los ultimos meses. El tema, y el "no tema" era la educacion de mi hija recien nacida. Y mas aun e importante, su bienestar fisico, moral y espiritual.

Mi mujer y yo nos habiamos portado bastante bien considerando que durante el embarazo, y aun años anteriores, nos veniamos sobreponiendo a las guerras que los arabes venian inflingiendo, a la amenaza de Sadam Hussein de bombardearnos con misiles quimicos, y a la Segunda Intifada que traia explosiones y terroristas suicidas a todas las puertas y calles en todas las ciudades de Israel.

Sin embargo, no era eso lo que me mortificaba. Me mortificaba la idea de que la vida y sus valores no estuvieran en nuestras manos.

Mi mujer y yo discutiamos y peleabamos continuamente por distintos temas, para mi los dos temas centrales eran la religion y la seguridad.

Deseaba llevar una vida religiosa segun los valores Judios, y mi preocupacion principal era la Seguridad, ya que llevabamos años en guerras.

Mi mujer, Jasmin, quien se dedicaba a hacer galletas y pasteles en una pequeña panaderia al Norte, estaba enojada conmigo continuamente, y normalmente terminabamos peleando.

Los gritos, enojos, y frustraciones eran el pan de cada dia.

Aparentemente ella estaba en contra de mis valores religiosos, solo mas tarde comprendi que ella era opuesta a mi en todas las areas.

De ser una mujer humilde, servicial, dulce y sumisa, de pronto, tras el nacimiento de mi hija, se transformo en un demonio, y parecia que mi presencia le enojaba. Mas aun, el amor por mi hija que yo demostraba le perturbaba.

Mi hija y yo estabamos profundamente conectados.

Habiamos pasado años dificiles, tras el abandono de mis padres, que dejaron Israel de forma definitiva para volver a su redencion en Mexico.

Jasmin y yo nos cambiamos a un departamento deplorable, la renta era baja, y era lo que podiamos pagar para estar juntos.

No nos casamos, asunto que a mi me molestaba. Asi que decidimos casarnos. La guerra estaba en su climax, y todos los dias habia decenas de muertos y heridos debido a ataques terroristas.

Sin embargo nuestra vida en este oscuro departamento no funciono, estaba lleno de piojos, pulgas y entraron a robarnos un par de veces mientras estabamos fuera de la casa.

De no ser por los robos alli nos hubieramos quedado.

Recuerdo tristemente haber visto al regresar a casa el cuadro gigante del rostro del Rebbe, el Rabi de Luvabitch, en el suelo, tirado y con vidrios por doquier. Entonces comprendi que nuevamente habian entrado a robar. Habia suciedad de gato pordoquier y faltaban nuestros articulos electronicos y alguna joyeria de fantasia llena de sentimietos.

Asi que decidimos cambiarnos. Tambien decidimos casarnos, quizas Dios estaba molesto con nosotros por no cumplir con sus reglas.

Nos cambiamos a un departamebnto mediano en un cuarto piso sin elevador. Era dificil pues Jasmin estaba embarazada. Alli surgieron varias crisis, y las guerras y amenazas contra nuestra seguridad seguian en pie.

En una ocasion, y no recuerdo el porque, Jasmin me expulso de la casa. Yo fui a la policia, y la policia la obligo a recibirme de nuevo, despues de todo yo tambien pagaba la renta.

A partir de alli a Jasmin le daban ataques de sofocacion, y buscaba toda excusa para echarme de la casa, nuestra hija Avivit habia nacido, y era hermosa.

Lo mas hermoso era mi relacion con Avivit, nos amabamos.

Jasmin se sentia amenazada por mi presencia, y sobre todo por mi exceso de amor.

Entonces entro una trabajadora social en casa. Ella era gorda, y la cocina era pequeña. En la medida en que ella entraba, yo salia.

Nuevamente sali expulsado del paraiso.

La crisis con mi mujer comenzo desde el primer dia en que comenzamos a vivir juntos, esto sucedio paralelamente cuando mis padres Jose y Dora con quienes yo vivia en un apartamento de lujo, se fueron a vivir a Mexico.

Entonces nos mudamos juntos al departamento piojoso en el que nos robaron, y luego nos mudamos a un departamento medio en un cuarto piso sin elevador donde nacio Avivit.

Nacio Avivit y Jasmin y yo comenzamos a cruzar las lineas de la batalla, nuestros egos luchaban interminablemente por la dignidad.

Para mi el tema era la seguridad, mientras que para Jasmin el tema debio ser el espacio, mi presencia abundaba en exageracion su espacio. Ella deseaba estar a solas con su bebe.

Cuando nos enteramos del embarazo, hizo una cita con su doctora, una psiquiatra de fuera de la ciudad, y la doctora decidio suspenderle las medicinas hasta que Avivit naciera.

Jasmin tomaba medicinas psiquiatricas, y tenia un historial largo como la Biblia sobre crisis psiquiatricas.

Se habia separado de su ex-marido, un armenio alcoholico que explotaba en violencia. El se suicido, y Jasmin quedo en la calle con sus dos hijas pequeñas, alli las crio.

No era sencillo, odiaba a su madre, y su papa, temo decirlo, habia muerto en un accidente en Armenia.

Jasmin estaba sola contra el mundo, buscando al Dios que la protegiera.

Entonces apareci yo. Una especie de redentor. Mi proposito era salvarla, devolverla a sus hijas de quienes estaba separada -de su primer matrimonio- pues la Revaha (Ministerio de Asuntos Sociales) la habian separado de sus hijas y la habian entregado a su madre quien habia llegado a salvar a todos desde Armenia. Jasmin estaba en guerra con su mama, mi suegra. Decidi que la ayudaria a recoinciliarse con su madre, y a recuperar a sus hijas. Y asi sucedio.

Al salir nuevamente expulsado del paraiso, busque un paraiso aun mejor. Me mude a un departamento bastante grande y exclusivo, lujoso, y no con un elevador, sino con dos elevadores gigantes. Pensaba que en los lujos y la riqueza se encontraba la respuesta social y familiar. No era asi. Lo que buscaba realmente era paz interior.

Era la calle Rey David. Despues de todo para mi era muy importante la familia, y yo deseaba vivir con mi hija.

Jasmin decia estar feliz sola, y sentirse bien sola con su bebe. Los hombres solamente confundimos su vida, y la llenamos de crisis.

Yo estaba obsesionado y deseaba vivir con ella y con mi hija. Asi que la convenci, y ambas vinieron a vivir a mi nuevo departamento.

Se dice facil, pero esto fue tras largos años de arduas luchas espirituales. Sencillamente ella era fuego y yo era aire, y no tardamos mucho en llegar a una nueva explosion, en donde, adivinen que?, nuevamente fui expulsado de mi casa.

Vaya, esto me empezaba a molestar, yo rentaba departamentos para que ella no viviera en la calle,y ella siempre me echaba a la calle, yo siempre terminaba en la calle.

Tuvimos varias crisis, pero la ultima fue la gota que derramo el vaso, entonces yo llame al hospital psiquiatrico y dije a los doctores que su comportamiento era psicotico y antisocial 'realmente lo era', ellos vinieron por ella, y la llevaron al hospital por la fuerza.

Debio parecer un triunfo, pero no lo era, yo me llene de consternacion. Ella necesitaba ser equilibrada por nuevas medicinas, mientras yo luchaba por sobrevivir con mi hija.

Pero entonces aparecio una figura monstruosa en la puerta de mi nuevo departamento, la figura de mi suegra, seguida por policias.

Habian venido, a llevarse a mi hija, definitivamente.

Cuando la trabajadora social del Ministerio de Asuntos Sociales me pregunto si deseaba dar a mi hija en adopcion, yo realmente deseaba matarla.

Me quitaron a mi hija, a mi mujer, mi departamento con sus muebles, y me quede solo en la calle con un profundo deseo de autodestruccion, despues de todo yo tambien habia sido fuente y parte de este caos.

Permitanme presentarme, mi nombre es Abraham Nissan, y segun los psiquiatras yo tambien sufro de esquizofrenia, pero cuanta, cuanta esquizofrenia, crisis y autodestruccion, deseo de matarme habia en mi vida.

Era yo, era yo el que deseaba matarme a mi mismo, destruirme, por haber sido un malvado.

Entonces, como te dije al principio, aparecio El.

Su mano estaba extendida pidiendome una moneda. Saque de mi bolsillo del pantalon una moneda de Un Shekel, algo asi como Veinte centavos de dolar, la coloque en su mano, y a partir de alli mi vida cambio.

Dios aparecio y comenzo a colocar paz en mi mente, y sanacion en mi alma herida y separada.

Yo deseaba morir, hasta que aparecio este hombre de barba, ojos tiernos, y un traje del siglo pasado.

Todos en la plaza lo conocian con el nombre de Papi.

En la Plaza de Independencia de Israel, Papi afortunadamente hablaba mi idioma, hablaba el español, pero habia algo mas, hablaba el idioma de mi alma, un idioma que yo mismo desconocia.

A partir de este momento Papi me enseño el camino de regreso al amor.

Papi me dijo: "Yo no estoy molesto contigo... yo soy tu y tu eres yo".